Tablero Deportivo

martes, septiembre 22

Marcelo Duffy: "Hay un grupo con una química especial, y eso vale doble"

El básquet sampedrino rememoró viejas décadas en las últimas semanas con el título y ascenso de Náutico a la A de la Asociación de Zárate-Campana. El público que acompañó a medida que pasaban los partidos -más de 600 personas en la final - fue proporcional al crecimiento de un equipo que tiene el ADN del club. “En relación a la expectativa que traía, el resultado es muy positivo porque cuando llegué no estaban todas las categorías, no había sub-19, no había primera, se cambió de asociación y si bien no era una situación complicada, arrancamos casi de cero”, explica Marcelo Duffy, el entrenador nacido en Pergamino, a modo de primera evaluación en estos casi cinco años en San Pedro. Con el agregado de que la mayoría del plantel campeón eran cadetes y juveniles cuando comenzó a dirigirlos. “No dimos  grandes pasos pero crecimos paulatinamente, sin grandes tropiezos y los resultados aparecieron como producto del trabajo. Con estos chicos  subimos a la A en las categorías formativas en una asociación muy fuerte, que tiene más de 20 clubes, que es muy competitiva y mantenerse allí es muy importante”, completa. 

- La expectativa por la definición del campeonato y ascenso fue generada por el mismo equipo, como hacía tiempo no ocurría...
- Estoy muy contento por eso, porque es la primera vez desde que estoy en San Pedro, que la gente del club respondió masivamente. Y, como lo mencionaste, son todos del club, son socios, y nos enfrentamos con jugadores como por ejemplo Gabriel Cedro que es un jugador de selección de Zárate - Campana, que cobra por jugar. Además, la mayoría de los chicos estudian en Rosario o Buenos Aires, y volvían para jugar incluso en la semana. Se ha formado un grupo con una química especial, que es lo que logra grandes cosas, más que lo técnico - táctico que es importante por supuesto, pero cuando las cosas no salen en los momentos complicados, lo que aflora es el equipo, y estos chicos demostraron que son unidos, que son amigos dentro y fuera de la cancha y que son del club. Y eso tiene un valor doble para mí. La concurrencia fue algo hermoso para que los chicos se sientan apoyados. No conozco en profundidad la historia del básquet de San Pedro pero hacía mucho tiempo que no pasaba, e incluso las camadas nuevas no habían visto nunca salir campeón un equipo de Náutico. Creo que como motivación es mucho más importante de lo que la gente se imagina, más que salir campeón o ascender, lo otro es lo que te catapulta para hacer un deporte y aprender algunos valores que te sirven para la vida: compartir con compañeros, saber ganar, saber perder, saber que tengo que entrenar para jugar, aunque en formativas se trata de que jueguen todos. A mí me tocó vivir este deporte maravilloso, y me enseñó a vivir, a ganar, a perder, a reír, a llorar, y hago en mi vida lo que el deporte me enseñó, a equivocarte mucho y a partir de ahí, mejorar. Estoy muy contento porque se están dando cosas que los chicos están valorando.

- Desde lo estrictamente deportivo, la definición del título y/o el ascenso con muy buen número de público genera una presión que, más allá de que sea sana, obliga al jugador a  manejar una situación distinta, ¿Cómo lo evaluás desde ese lado? 
- Muy bien, porque sucedió lo que decís. Es un equipo joven pero con experiencia, porque tuvieron presencia, personalidad, de local o de visitante. En los momentos cumbre aparecieron para capitalizar la localía, sintiendo un apoyo que los motivaba, y de visitante, hicieron oídos sordos a la hinchada contraria y se concentraron en la experiencia que fueron cosechando año a año. 

- ¿Cuesta el crecimiento de la base de jugadores en inferiores? 
- Hoy es difícil porque los chicos tienen otras ofertas y no se están dedicando tanto al deporte. Yo creo que debería haber más deportistas, de acuerdo a los socios que tiene el club. Hay que tratar de motivarlos, no para salir campeón, sino para relacionarse con otros, para crecer. Vamos bien con las formativas, pero siempre uno quiere tener más gente. Los padres también tratan de darle otras cosas, como idiomas y un montón de horarios que al chico lo tiene ocupado, pero son los tiempos que corren y hay que seguir insistiendo para que hagan deporte. También es verdad que si tenés muchos chicos es más difícil atenderlos, no hay espacio, hay un gimnasio que se comparte con otros deportes. Pero siempre el trabajo es para crecer en cantidad. 

- ¿La idea de dirigir inferiores y primera tiene que ver con mantener una línea de juego en cuanto a la continuidad?
- Exactamente. Mi idea es esa. Y lo veo no solamente a nivel club, sino de asociaciones que tienen distintas categorías y distintos entrenadores, y cada uno juega a su manera, así es difícil lograr un mismo objetivo. Obviamente que algunas categorías no van a tener tanta exigencia en cuanto al estilo de juego, pero me parece que un buen trabajo es tener una línea de juego, de aprendizaje, con la diferencia de los años que tienen y los conceptos que van acumulando en su vida deportiva. Porque si vos estás formando a una persona y le indicás que cruce la calle, y al año siguiente viene otro y le dice que siga por la vereda, son cosas totalmente distintas. Mi idea es que todo tenga el mismo sentido.

- En la primera seguramente te gustaría tener alguna variante más, ¿verdad? 
- Sí, porque siempre es un traje a medida. Uno se adapta a las condiciones que encuentra. Cada entrenador quiere tener el mejor equipo y si pudiera, elegiría a Michael Jordan y Magic Johnson juntos. Pero el tema interesante es tratar de darle a los jugadores que uno tiene la mayor cantidad de armas para defenderse, y un desafío es que todos los jugadores sean útiles en algún momento y en primera lo fueron. Fue muy largo el equipo, aunque no quiere decir que todos hayan jugado mucho tiempo, pero hay más de 15 jugadores, entre los de primera y los de inferiores que dieron una mano en la semana cuando no estaban los más grandes, cada uno en su función. No hubo una figura, si bien aparecía uno en determinado momento y la estrella fue el equipo.
- Respecto de lo que viene en la “A” en 2016, habrá equipos más fuertes que se preparan para el provincial de clubes, ¿cómo pensás ese desafío?
- No solamente pienso en el año que viene sino que en dos semanas empieza un campeonato corto, de dos meses, donde hay equipos que van a jugar el provincial y eso significa un desafío. A mí me gustaría mantener la categoría con este grupo de chicos, y si se puede agregar alguno más que le aporte lo que le falta al equipo,  pero no para salir campeón, aunque uno siempre lo quiera. Mi idea es que se consolide el equipo. La idea es seguir manteniendo el nivel y en dos o tres años, pensar en competir un poco más arriba, que sería un lindo sueño. Tampoco es que tuvimos un buen año y ya hay que subir más, porque son golpes duros y si subís rápido también bajás rápido. Lo importante es que se sigan consolidando. Es un equipo joven y del club y en la asociación es el único así, de los 20 que existen. Eso es muy valorable, y hay que defenderlo.

- ¿Pensás en alguien en particular?, sobre todo porque hay jugadores surgidos de Náutico a quienes buscaron de otros clubes y a veces cuesta reemplazarlos... 
- No todavía, pero hay ciertos puestos que son difíciles de cubrir a cualquier nivel, como la gente alta. Tenemos chicos en posiciones externas y necesitamos que los ayuden en lo interno. En cuanto a lo otro, me parece que algunos chicos se fueron un poco temprano, podrían haber estado unos años más acá, porque recién estaban saliendo del cascarón. Es solamente una apreciación personal pero son elecciones que no están mal y que te obligan a seguir trabajando, porque es muy bueno que vengan a buscar a jugadores. Si uno pensara ‘si este chico se va, ahora no le puedo ganar a nadie’, se equivocaría porque hay que adaptarse y aceptar las circunstancias que se dan para que vengan a buscar más chicos.

- ¿Fue una elección difícil llegar acá desde otro nivel, haber dirigido Liga A, con otro presupuesto?
- No, porque son todos desafíos de la misma magnitud. Cuando jugaba al básquet, lo hacía contra un grupo de amigos o por la final de un torneo de la misma manera. Los desafíos tienen para mí la misma importancia por más que sean de un nivel o de otro. Siempre pensé de la misma manera, no porque haya jugado o dirigido en otro nivel voy a menospreciar nada, al contrario, te diría que es más difícil trabajar cuando los niveles que no son tan importantes, porque en el otro caso lo único que tenés que hacer es dirigir, es como el jugador profesional, tiene que pensar en jugar y nada más porque lo demás está bastante aceitado. Y encargarte de varias cosas, también tiene su sabor especial.

- ¿Cómo estás en San Pedro, luego de casi cinco años? 
- Muy bien. Me cautivó la ciudad a la que no conocía realmente porque había venido de chico pero nada más. Descubrí el río, la barranca y es precioso. Me encantó el club, hay una belleza increíble, la gente me trata muy bien, es una ciudad chica pero que tiene un montón de cosas. 

- ¿O sea que hay Duffy para rato por acá? 
- Eso nunca se sabe, tanto por elección mía o del club. Me pasó como jugador y como entrenador y nunca se puede estar seguro, pero si vos me preguntás hoy, me quiero quedar y creo que, deportivamente, podemos crecer mucho más. 

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