Dejó el deporte que practicó desde chico, el patín
carrera. Se recibió, entonces, de profesor de educación física. Y llegó al
boxeo. La reseña como preparador físico de Matías Erbin (sampedrino, 28 años),
alcanza con estas líneas ya que así de rápido - igual que cuando corría - pasó todo, aunque haya mucho para
contar, como quedará expuesto.
El patín se terminó en 2005 por una lesión
en el tobillo que, a pesar de la operación, no respondía igual que antes (“Tenía
que infiltrarme y no pude ser el mismo, entonces decidí comenzar a estudiar
educación física”). Al terminar, sus primeros trabajos en se relacionaron con el fútbol, fútbol para ciegos, el hóckey (“Todo lo que se cruzaba lo tomaba como experiencia”).
Hasta que en 2011, apareció en su camino Sebastián Luján, boxeador rosarino que
fue campeón argentino e iba al gimnasio donde él trabajaba. Ahí
empezó la parte de la historia que tiene al alto rendimiento como eje.
-¿Cómo fueron aquellos primeros pasos?
-Luján me vio trabajar con los alumnos que yo tenía en un gimnasio de la calle Pueyrredón, en Rosario. Le
gustaron algunas cosas que hacía y así empecé. Hice algunos viajes, estuve en el
Madison Square Garden de Nueva York, en mi primera gran experiencia
internacional, después él logró el título argentino, su hermano ganó el latino
hasta que me llegó la posibilidad de trabajar con Lucas Matthysse. Cuando
Sebastián Luján pierde en Sudáfrica por el título mundial, hacemos un cambio de
equipo y yo quedo como una especie de manejador de él, no mánager porque no lo
soy. Viajaba los fines de semana a Junín, porque Luján concentraba allí, en el centro de entrenamiento de Mario Arano (N. de la R. promotor de boxeo, representante en Sudamérica de Golden Boy, la empresa de Oscar De la Hoya). Luis 'Cuty' Barrera, el entrenador de Matthysse, se acercaba a los entrenamientos, me vio trabajar y después de la pelea
que pierde Lucas con Danny García, me convocan para trabajar con ellos. En 2014 me fui a vivir a Junín, comencé una carrera con Lucas que no
fue fácil, porque, como te dije, venía de perder con Danny García, se encontraba con un
preparador físico nuevo y más joven que él, no había podido concretar un precontrato para
pelear con Mayweather, estaba mal anímicamente. Pero me gustan los desafíos, me sentí a la altura de las circunstancias
y acepté. Trabajé desde lo físico, lo anímico con todas las herramientas que
tenía o que puedo llegar a obtener. Nos tocó una gran pelea
con Joe Molina, se cayó dos veces pero se levantó y terminó ganando por nocaut en
el 11º round, demostrando una gran capacidad técnica, táctica y física y nos
realzó mucho a todos. Después vinieron dos victorias muy importantes contra Ortiz
(KO en el 2º) y contra Provodnikov, que fue una batalla total, donde se vio a
un Matthysse que no solamente noquea sino que también boxea y a lo grande. Y se
ganó la posibilidad de la pelea con Postol, por el título mundial.
-¿Y qué balance hacés hoy, a una semana de la pelea, y con
la declaración del mismo Matthysse enseguida, cuando explicó que prefirió
cuidar su integridad física, especialmente por el golpe en el ojo?
-No vale la pena en este momento hacer un balance táctico,
de estrategia o físico, porque el rendimiento de Lucas hasta el 6º asalto fue
acorde a la pelea, había conectado los mejores golpes y parecía que en el 7º se
terminaba ya que Postol había sentido las manos. Pero ese cabezazo cerca del
final del round en su ojo izquierdo tuvo una repercusión negativa, sintió algo
que lo molestó, perdió el hilo de la pelea, no pudo hacer lo que la esquina le
pedía, que estaba todo entrenado: mover la cabeza, las piernas, la cintura,
entrar en la corta distancia y descargar los golpes. Se metía pero no
descargaba los golpes. De ahí fue otra pelea, y recibió esa mano en el 10º que
él mismo dijo que no fue para nocaut, pero lo tomó con el ojo abierto, con un
estallido en la retina y temió por la integridad de su ojo. Es totalmente válida
su integridad, porque es él quien nos lleva a todos nosotros a ese lugar. No
son solamente los golpes sino también hay un ser humano detrás, y debemos tener
conciencia de que no cualquiera toma semejante decisión, por un título mundial
y a estadio lleno. El tiene la espalda suficiente para poder bancarse este
momento, refugiarse en su familia y en su equipo que está cerca de él y poder
pensar más claramente que será de su futuro. Se hicieron estudios y el ojo está
bien, así que ahora deberá descansar, barajar y dar de nuevo.
-¿Tu trabajo es solamente con Lucas Matthysse, o incluye a todos los boxeadores que están con Arano?
-Incluye a todos. Por ejemplo, el viernes 2 de octubre ganó el brasileño Patrick
Teixeira (24), que vino a adquirir nuestros servicios, y ganó por KO en el 6º a un
boxeador que nunca había sido noqueado. Tiene un récord de 26 peleas ganadas, 24 por nocaut, está invicto. Nino
López, que es Arribeños debutó con un nocaut en el tercero en la misma velada
que Lucas, a Yamaguchi Falcao, medallista olímpico en Londres 2012, que acaba de
contratar a nuestro equipo. Hay mucho trabajo por delante, con muchos
boxeadores, como Emiliano Domínguez, de Teodelina, 11 peleas y 8 nocauts, invicto
también que pinta bien para el mercado de EE.UU....
-La relación con el boxeo empieza con Luján, ¿a partir de ahí tuviste que especializarte en alto rendimiento?
-El profesorado de educación física es muy bueno pero no
es completo para mi especificidad que es el alto rendimiento, que fue mi sueño
de siempre, por eso no dejé pasar la oportunidad que me dio Lucas. No tengo
nada en contra de trabajar en las colegios, pero no era un objetivo como
profe, sino el alto rendimiento, que tiene estas cosas, la victoria y la
derrota. Cuando te toca ganar sos el mejor, estás allá arriba,
pero cuando te toca perder el porrazo es doble porque estás en el alto nivel
y todos te están mirando. Hay que estar preparado y es parte de la maduración y
el crecimiento como profesional y como persona. Me interioricé, hice cursos
relacionados con el deporte de combate, empecé a
entrenar boxeo, subí al ring e hice guantes para saber qué se siente ahí, y
ser más específico. Me relacioné con preparadores físicos de alto nivel de boxeo
como Raúl Robles, que entrena a (Marcos) Maidana, a quien conocía desde el 2011 porque
fue preparador físico de Margarito, Erik Morales, entrenó casi 25 campeones
mundiales y tenemos diálogos constantes porque es un tipazo, y otros más con los que se puede hablar y que tienen códigos para las planificaciones,
ejercicios y demás. En el ambiente hay muchos que quieren ocupar tu lugar, y no
lo digo desde la soberbia, pero sí muchos esperan que pierdas una pelea
para demostrar que no estás capaz. Pero yo sé lo que hacemos como equipo. En el
caso de Lucas, sé que está conforme.
-Arano es el representante de Golden Boy en Sudamérica,
pero ¿puede llevar a algún boxeador por otro camino?
-Hace 11 años que está con Golden Boy. Podría ir por otro
lado pero es muy fiel a ellos. El primer boxeador que llevó fue La “Hiena”
Barrios, el segundo campeón mundial de Oscar De la Hoya como promotor,
después de Mosley. 'Maravilla' Martínez fue llevado por Mario Arano, en sociedad
con Sampsom Lewkowicz. Maidana fue llevado a Golden Boy, no es promotor ni el
mánager pero sí fue acercado por él. En Junín lo que se formó fue un centro de
alto rendimiento para boxeadores en sociedad con Golden Boy y se busca abrir el
mapa para afuera. Hay un recambio grande que necesita paciencia, siempre hay
estrellas como Mathysse, Canelo Alvarez o Linares.
-¿Los boxeadores son solamente profesionales o también hay amateurs?
También hay boxeadores amateurs y yo los entreno. La
diferencia es grande entre amateur y profesionales, aunque ahora el
reglamento de no usar cabezales deja de lado la integridad física del amateur, y tiene que estar el sabor de
saltar al profesionalismo y ver qué se siente sin las protecciones. No están en
la selección argentina porque no han tenido una buena experiencia pero no es un
tema que me concierne a mí. Mi tarea es preparar físicamente a los boxeadores que la
empresa disponga. Acá, en la Argentina tienen que
estar listos para todos los meses porque la empresa tiene dos fechas mensuales,
una va por TV Pública y otra por Direct TV, por todo el país. Entonces, el
boxeador se está moviendo todo el año y si es bueno, cada 45 días puede pelear. Queda la actitud de cada
boxeador. Nosotros somos, además de mí, Cuty Barrera y
Coggi con licencia de técnico, Eduardo Leguizamón que es el médico. Todos
vivimos en Junín. Como Mathysse, están los ue nombraba: Nino López, Falcao,
Teixeira, Ezequiel Fernández, un sanjuanino que es campeón argentino
superpluma, Emiliano Domínguez, Juan
Manuel Bonani campeón latino super welter, grandes boxeadores y todos de perfil
muy bajo. El gimnasio tiene una pensión aunque hay un proyecto grande para ampliar. Mientras, yo tengo 28 años para seguir
en esta carrera.
Muy buena la historia de este muchacho, que no conocía.
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