La gimnasia deportiva crece en la Argentina. Crece en competidores,
en transmisiones deportivas por televisión de los campeonatos nacionales, y hasta en
entusiastas que se animan a practicarla como aire fresco a sus
actividades diarias. En San Pedro, la escuela de gimnasia Lina Angelli, que
dirigen los hermanos Rogelio e Ignacio, tiene un impulso paralelo al crecimiento
mencionado. En 2015 hubo chicos que se destacaron en campeonatos provinciales y hasta en nacionales.
“A nivel escuela de gimnasia - cuenta Rogelio - terminamos
el año con alrededor de 150 chicos y unos 130 participaron del cierre de año
que hicimos en el Club Los Andes. A nivel competitivo, tuvimos un año interesante,
con varios condimentos: a mitad de año hicimos un viaje a Colombia con 3
gimnastas del grupo de competencia, como parte del entrenamiento. Tuvimos un
gimnasta que quedó tercero en el torneo nacional, en una categoría - infantiles
- que fue difícil porque eran casi 40 gimnastas”.
- ¿Empiezan a notar que las diferencias se achican con respecto a los mejores?
- Sí, pero las diferencias se ven, sobre todo, por el crecimiento
hormonal, porque en cadetes hay chicos que no tienen un desarrollo y otros sí,
y lo vienen teniendo desde un año o un poco más, y eso se nota en los ejercicios
que poseen complicaciones ya que necesitan más fuerza. Tratamos de suplirlo con
más entrenamiento, aunque es complicado porque los chicos tienen otras
responsabilidades, como la escuela. En cuanto a la rama femenina, es más
complicado porque si en un nacional de varones compiten 40 ó 50 chicos, en la
misma edad de chicas, hay 150 o 200, con lo cual es mucho más difícil acceder a
un podio o estar entre los 20 mejores.
- ¿Ustedes buscan el objetivo de estar entre los mejores, o prefieren crecer en cantidad y calidad con los chicos y que el logro de estar entre los mejores sea una consecuencia?
- Tratamos de no apurarlos. Se complica mucho, sobre todo a
mí por el hecho de que soy ansioso. Es un deporte que tiene riesgo, como en
cualquier deporte y el ejercicio es el que te da el valor de la serie que
hagas: mientras más dificultad tenga, más vale la serie. Si un nene se golpea
en un ejercicio de dificultad, es un retroceso que te lleva meses volver a
trabajarlo, a veces años. Tenemos una chica (Trinidad) que viajó a Colombia e
hizo el ejercicio que trabajamos y después no lo hizo. Entiendo que es por una
cuestión de instalaciones porque acá no tenemos un foso de caída, tenemos
colchones pero no es lo mismo, por miedo a caer mal. Allá había un foso con cubos
de goma espuma y eso se nota. Pienso de qué otra manera puedo reemplazarlo y
eso habla de por qué se buscan entrenadores argentinos de cualquier deporte,
porque tenemos que apelar a la creatividad para reemplazar lo que nos falta en material.
-En cuanto a ese tema, ¿siguen agregando elementos?
- Este año tenemos una viga nueva para las nenas.
Conseguimos un barrote fijo para varones, las dos barras asimétricas, una es
americana y otra es europea. Pero en un nacional se trabaja con los dos, si
bien no está bueno tener dos barras distintas, sí está bueno que le tomen los
tiempos a los dos. Todo esto trae chicos aunque nos mantenemos entre 140 y 150.
- Que también es un problema, por el espacio físico del lugar…
- En parte sí, porque los aparatos ocupan mucho espacio.
Los cables de la barra al piso van agarrados debajo de la cama elástica, para
aprovechar el espacio, y del lado de la pared, están agarrados a la columna y
deben ir al piso. Necesitaríamos 15 metros de ancho en lugar de 10 y 50 de
largo en lugar de 30, como tenemos. No es un problema en la rama masculina,
pero sí en la femenina porque, en la gimnasia rítmica, necesitamos más lugar ya que tienen coreografías. Por eso estamos trabajando en conjunto con Marcela Domínguez.
Yo trabajo con ella desde hace años en la preparación física y en la
pretemporada les mando mis gimnastas de competencia para hacer algo de danza
porque les sirve para posturas, terminaciones de brazos y piernas y ella me
manda chicas para la preparación física.
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